De entre los signos de la sinceridad es temer a Allah سبحانه و تعالى, veracidad con convicción, temer consumir de lo que es prohibido y soportar la pobreza y las dificultades por la causa del Islam. Si comete un pecado, no duerme hasta que vuelve a su Señor y se arrepiente, para librarse del pecado, y su carga…
Ibn Jarir at Tabari رحمه الله تعالى narró:
Me encontraba en Makkah durante el tiempo del Hajj y ví a un hombre de Jurasaan gritando a la gente: « Oh peregrinos, oh gente de Makkah, quienes esten presente y quienes esten lejos!, he perdido una bolsa que contiene mil dinars. Quien retorne la bolsa, Allah les recompensará con bien, y les salvará del Infierno, y Su Manificencia y Favores que serán obtenidos en el Día de las cuentas (Día del Juicio).»
Un anciano de la gene de Makkah se acercó y le dijo: « Oh Jurasaani, nuestra ciudad está en una condición dura, y los días del Hajj son pocos, sus tiempos son fijados, y las puertas del sustento estan cerradas. Este dinero, podría haber caído en manos de un creyente, quien es pobre y viejo. Quizás el quiere devolverlo si prometes darle una pequeña cantidad de dinero que es halal [permitido] para que le de utilidad.»
El Jurasani dijo : « ¿Cuánto quiere ?»
El anciano dijo : « Desea un quinto del dinero [cien dinars].»
El Jurasaani dijo: « ¡No!, no le daré el dinero y llevaré mi caso ante Allah y me quejaré a El en el día en que nos encontremos ante El, y Allah es suficiente para nosotros y el mejor en Quien se confia.»
Ibn Jarir at Tabari dijo: Comprendí que el era el hombre anciano quien era pobre, y fue quien tomo la bolsa con dinars y deseaba tener una pequeña porción de ella. Entonces, lo seguí hasta que retorno a su casa. Mi sospecha fue confirmada. Le oí llamar a su esposa: « Oh Lubabah.»
Ella respondió: « A tu servicio, Oh Abu Ghayth.»
El anciano dijo: «Encontre al dueño del los dinars pidiendo por ellos, y no tiene intenciones de dar ninguna recompensa a la persona que lo encontro. Le dije ‘Danos cien dinars’ y lo rechazo y dijo que tomara su caso ante Allah. ¿Qué debo hacer Oh Lubabah ? debo retornarlo, porque temo a mi Señor y temo que mi pecado sea multiplicado.»
Su esposa le dijo: « ¡Oh hombre ! hemos luchado y sufrido de pobreza contigo por los ultimos ciencuenta años, y tienes cuatro hijas, dos hermanas, mi madre y yo, y eres el noveno. Quedate con el dinero y alimentanos porque tenemos hambre y vistenos porque tu conoces mejor nuestra situación. Quizas Allah, el Poderoso, te hará rico después y podrás retornar el dinero después que hayas alimentado a tus hijos, o Allah pagará la cantidad que adeudas en el día cuando el reino vuelva al Rey (Allah).»
Le respondió «Consumiré haram después de ochenta y seis años de mi vida, y quemaré mis órganos con fuego después que he sido paciente con mi pobreza y hacerme digno de la ira de Allah, a pesar que estoy cerca de mi tumba ?!. ¡No, por Allah, no lo haré !»
Ibn Jarir at Tabari dijo : « Me fui asombrado sobre su condición y la de su esposa. En un momento durante el día, oí al dueño de la bolsita diciendo: « Gente de Makkah, Oh peregrinos, quien encuentre una bolsa conteniendo mil dinars, que lo retorne y seguramente encontrarán una gran recompensa con Allah.»
El anciano le dijo: « Oh Jurasaani, me dirigi a ti ayer y te informé que nuestra tierra es baja en cultivación, recompensa a la persona que encontró la bolsa tal que no sea tentado a romper las leyes de Allah. Te aconseje que pagaras a la persona quien la encontró cien dinars, pero rechazastes. Si tu dinero cayó en las manos de alquien que teme a Allah el Altisimo, no le darías diez dinars en vez de cien ?»
El Jurasaani dijo: « No lo hare, y me quejare a Allah en el día en que me encuentre ante El, y Allah es suficiente para nosotros y el mejor en Quien confiarse.»
Ibn Jarir at Tabari dijo: « Las personas se dispersaron y se fueron. Unas horas más tarde, una vez más, el Jurasaani hace la misma llamada, ‘Oh gente de Makkah, Oh peregrinos, quien encuentre una bolsa conteniendo mil dinars, que lo retorne y seguramente encontrarán una gran recompensa con Allah.’»
El anciano dirigió otra vez y dijo: « Oh Jurasaani, te dije antes de ayer que recompenses a quien lo encontro con cien dinars pero rechazastes. Luego te aconseje de darle diez dinars y rechazastes, no le darás aunque sea un dinar tal que el pueda comprar con la mitad cosas que necesita y con la otra mitad leche de oveja, asi pueda darlo a la gente y alimentar sus hijos ?»
El Jurasaani dijo: « No lo hare, me quejare a Allah el dia en que me encuentre con el, y Allah es suficiente para nosotros y el mejor en Quien confiarse.’ El anciano enfadado le dijo: « Ven y toma tu dinero para que pueda dormir en la noche, porque no he tenido buen humor desde que encontre este dinero.»
Ibn Jarir dijo: « Entonces, el anciano partió con el dueño del dinero y les segui hasta que el anciano ingreso a su casa excavó un hoyo, extrajo el dinero y dijo: Toma tu dinero y pide a Allah que me perdone y me bendiga con Su Generosidad.»
El Jurasaani tomó el dinero y quizo marcharse, pero cuando llego a la puerta dijo: « Oh anciano, mi padre murió, que Allah tenga misericordia de el, y dejo tres mil dinars y me dijo: « Toma un tercio del dinero y entregalo a la persona que más lo merezca.» Luego, lo ate en una bolsa tal que pueda darselo a alguien que sea digno de el. Por Allah, no he visto una personas, desde que deje Jurasaan hasta hoy, quien sea más digno de el que tu. Tomalo, que la bendición de Allah este contigo, y quiera Allah recompensarte por la confianza que mantuvistes y tu paciencia durante la pobreza.» El Jurasaani partió sin el dinero.
El anciano lloró y oro a Allah, diciendo: « Quiera Allah bendecir al dueño del dinero en su tumba, y quiera Allah bendecir a su hijo.»
Ibn Jarir dijo: Me fui luego del Jurasaani, pero Abu Ghayth [el anciano] me siguió y me trajo de vuelta. Me pidio que me sentara y dijo: « Te he visto siguiendome desde el primer día, vinistes a conocer sobre nuestra situación ayer y hoy. Oi que el Profeta salla Allahu aleihi ua salam dijo : « Si se te obsequia de la provisión de Allah, sin pedir o preguntar, entonces, aceptalo y no lo rechazes.» Asi que, este es un regalo de Allah para todos los que estuvieron presentes.»
El anciano llamo: « Oh Lubabah, Oh tal y tal, Oh fulana y mengana.» El llamaba a sus hijas, sus hermanas, su esposa y su madre, se sentaron y me hicieron sentar. Eramos diez. El abrio la bolsa, y dijo : « Extiendan sus ropas sobre sus regazos.»
Entonces yo [Ibn Jarir] lo hice, pero las hijas no tenian una ropa adecuada que les permita hacer eso, entonces extendieron sus manos. El anciano dio dinar por dinar en orden hasta que llego a mi [ibn Jarir] y dijo : «Aqui un dinar.» El proceso continuó hasta que la bolsa se quedo vacía y recibí cien dinars.
Ibn Jarir at Tabari dijo: Mi corazón se lleno de alegría por la provisión que habian recibido, más que la alegria de recibir los cien dinars.
Cuando estaba partiendo el anciano dijo: « Oh jovencito. Estan bendecidos, manten este dinero contigo porque es halal. Debes saber, que me despierto al fajr [oración] con esta camisa humeda. Después que termino de rezar, me saco la camisa y la entrego a mis hijas para que puedan rezar, una por una. Luego voy a trabajar entre las oraciones del Dhuhr y Asr, luego regreso al final del día con lo que Allah me ha proveído de dátiles y trozos de pan seco. Después retiro mi ropa para que mis hijas puedan rezar Dhuhr y Asr, y lo mismo pasa para las oraciones de Maghrib e Isha. Y no teniamos nada excepto este dinero. Quiera Allah que le demos buen uso, y que bendiga a la persona en su tumba y multiplique la recompensa para el.»
Ib Jarir dij : Me despedí, y tome los cien dinars y lo emple en escribir conocimiento por dos años!. Lo gaste en la compra de papel y para pagar el alquiler, despues de 16 años retorne a Makkah y pregunte por el anciano. Se me dijo que habia muerto unos meses después del incidente que ocurrió entre nosotros. Su esposa murió junto a su madre y las dos hermanas de el. Las unicas que permanecieron fueron las hijas, cuando pregunte por ellas, descubrí que estaban casadas con reyes y principes. Y pase donde se encontraban y me honrraron como un invitado y me trataron amablemente hasta que también fallecieron. Quiera Allah bendecirlos en sus tumbas.
Traducción: Asuntos Femeninos
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